Lágrimas de hombre

No hay nada más bonito que ver a un hombre llorar. Esa piel gruesa, con poros y sombra de barba, humedecida con lágrimas que surcan las mejillas.
La primera vez que vi una escena bonita de un hombre llorando fue, evidentemente, en el cine. Es el único sitio donde las lágrimas nos parecen bonitas. Hacía poco que habían inaugurado los multicines del centro comercial de la estacion de trenes de Pontevedra. Fuimos a ver "Algo que contar". Las chicas con las que fui me habían dicho que salía un nuevo guapito de moda; yo pense que sería alguno tipo Leonardo DiCaprio o Brad Pitt, esos tipos que todo el mundo ve guapitos menos yo; cuan grande fue mi sorpresa cuando vi a ese moreno insolente de labios perennemente entreabiertos que se hace llamar Ben Affleck. Sustituyó en menos de diez segundos, el puesto que tuvo en mi cabecita durante tantos años otro moreno de Hollywood: Tom Cruise.
La peli avanzaba y me daban ganas de gritarle a la Paltrow: Gwineth (o como se escriba) tiratelo ya que eso si que es un tio y no el nenaza del Brad Pit (nenaza antes de Troya, claro) Minutos antes del final, previsible porque ya se sabe como son estas pelis del "chico conoce chica", Ben Afleck se pone a llorar, son lágrimas de hombre, de esas que se intenta evitar, pero que no se puede, las cuencas de sus ojos se empiezan a humedecer hasta que, por fin, pequeñas gotas de agua ruedan por sus mejillas. Qué momentazo!!

Desde esa me encanta ver a un hombre llorar, pero llorar como un tio, claro.