Doble moral

Son las dos de la mañana y tengo sueño, pero no me acuesto por inercia, y porque si me acuesto hoy a una hora decente, me despertaré mañana temprano y tendré sueño pronto, lo que no puede ser, porque el sábado por la noche es sagrado, que es sábado y toca!

Voy a hablar de la doble moral que tanto abunda. Por si no os habéis dado cuenta los dos o tres que me leáis a menudo (eso me recuerda que tengo que poner un contador de visitas) Yo soy bastante directa, clara y sobre todo tolerante, tanto que ni si quiera comprendo el significado de la palabra tolerancia, porque que una cosa sea distinta no quiere decir que los "normales" tengan que "tolerarla", pero me voy del tema, como de costumbre.

El tema es la cantidad de gente que critica, que tacha de inmoral o inmundo tal o cual asunto, cuando en su vida privada lo hace. Y NO me refiero al sexo, al menos no sólo al sexo. Por ejemplo el racismo, cuantos habrá que desprecien a los negros que venden por nuestras calles y luego eleven a los altares a los carísimos (y negrísimos) jugadores de sus equipos

Y en cuanto a las relaciones de pareja, cuantos (y cuantas) se dedican a tachar como anormal, degenerada e injusta la infidelidad, para luego descubrirse más infieles y golfos que nadie. Porque en esto de la infidelidad hay dos tipos de personas:

Los que lo dicen con la cabeza bien alta, los que declaman al mundo que son infieles por naturaleza, que te avisan y que asumen las consecuencias. Estos suelen cumplir el refrán "perro ladrador poco mordedor"

Los que niegan rotundamente un atisbo de infidelidad en sus cuerpos, los que jamás han mirado a otro, los que nunca han sentido ni el mínimo interés por probar otras bocas y otros cuerpos. Estos suelen despreciar a los anteriores y quemar en la hoguera social a aquellos infieles que se encuentran. También suelen ser los peores, como las mosquitas muertas en su primera mamada o los frikis con 3 copas. Se desbocan, porque se niegan los designios de la naturaleza; el hombre (y la mujer) no es fiel por instinto, sino por egoísmo: te atas a alguien cuando quieres tenerlo bien atado.

Para tener doble moral y, sobre todo, para ser infiel, no basta con poner empeño en la doblez si no que hay que ser discreto para que no se descubra el engaño. Cuando un tercero lo sabe sólo tiene que levantar un poco la manta para destapar la verdad, el resto viene solo.