Todo es gratis

La verdad es que el post de hoy iba a ser una crítica al matrimonio, pero estoy demasiado cansada como para expresar con lucidez mi falta de valores tradicionales. Además recuerdo que tengo la saga de "follar es bueno, follar es sano" pendiente (para desgracia de Antihéroe, que tendrá que seguir sufriendo mis ensayos sobre sexo.

El tema de hoy, es que ahora todo se puede conseguir gratis; cuando digo todo me refiero a todo aquello que se puede descargar de internet: música, películas, series de tv, libros, juegos, programas y un largo etcétera. Esto tiene su vertiente positiva y es que te acerca a la cultura (depende de lo que te bajes, claro) Tienes a tu alcance una gran variedad de posibilidades que tu capital y lo reducido de las tiendas de tu pueblo/ciudad te permiten. Cuanto más ves, oyes y lees, más sabes; tienes mayor capacidad para elegir y decidir, ergo mayor libertad de actuación y pensamiento.

Ahora bien, se pierde el valor de las cosas. Si algo no cuesta, no tiene valor, y no se aprecia bien el significado de poseerlo. Se puede caer en la tentación de atesorar, sin necesidad alguna, sin que las cosas pasen antes por un periodo de selección. Una criba, para discernir lo bueno de lo malo, lo necesario de lo inútil.

Recuerdo bien cuando hice mi primera compra: un walkman, año 1988. Estuve un año ahorrando la paga de lso domingos y sisando las vueltas del pan y los periodicos, hasta que reuni las 7000 pesetas que costaba el walkman. Y lo valoré, vamos como lo valoré. Cuanto duró, una decada aproximadamente, hasta que mi hermana lo rompió dicho sea de paso...

Simplemente, las cosas tienen que tener un valor para que sepamos apreciarlas y, por desgracia, el dinero es casi el único valor que los humanos consideramos.